contadores de visitas
contadores de visitas
 

Jonás - I

Written by: Reinhard Bonnke
Friday, September 01, 2000

El Evangelista Reacio


Si usted comienza a leer la Biblia por el libro de Génesis, no va a encontrar ninguna referencia acerca del concepto de evangelismo sino hasta que llega al libro de Jonás. El libro de Jonás es diferente a los otros libros de la Biblia. Este libro es como un manual de instrucciones para los evangelistas; un libro de referencias personales para el uso diario.

A pesar de que la mayoría de las personas conocen la historia de Jonás, muchos (incluyendo algunos cristianos), no creen ella. Las personas piensan que esta historia es muy extraña. Sin embargo, Jesús y sus contemporáneos, consideraron lo que le sucedió a Jonás como un evento histórico y no como una fábula o una parábola. Quienquiera que haya sido el autor del libro de Jonás, esa persona supo relatar su historia. El libro de Jonás es un libro que aunque pequeño, merece toda nuestra atención.

El profeta Jonás vivió unos 800 años antes de Cristo. Dios le pidió a Jonás que fuese a la última capital del Imperio Asirio, Nínive. Nínive se encontraba localizada en el río Tigris, a unas 600 millas al este de donde vivía Jonás. Sin embargo, en lugar de salir hacia Nínive, Jonás compró un pasaje en un barco que iba rumbo a Tarsis – en otras palabras, hacia el oeste, en dirección opuesta a Nínive. Jonás no quería cumplir con su obligación; Nínive era el último lugar donde él deseaba estar.


La Travesía de Jonás


Ahora bien, observe la forma en que el autor describe la travesía de Jonás. Jonás 1:3-5 dice que Jonás, “descendió a Jope” donde “halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová”.Luego, Jonás bajó “al interior de la nave” y cuando vino la tormenta, los marinos lanzaron a Jonás al fondo del mar, y un gran pez se lo tragó y “estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches”. Entonces, Jonás oró al Señor: “Me echaste a lo profundo, en medio de los mares… Descendí a los cimientos de los montes” (Jonás 2:3,6). Luego de que el pez vomitara a Jonás y Dios hablara con él, la Biblia dice que “Jonás se levantó” (Jonás 3:3). Salir a predicar cuando Dios nos llama es edificante – nos permite “levantarnos”.

Yo creo que debemos tenerle un poco de compasión a Jonás ya que Nínive tenía una reputación de ser una ciudad muy peligrosa. Sus reyes eran increíblemente crueles, de lo peor que ha caminado sobre esta tierra. Ellos se deleitaban cometiendo atrocidades tan horribles, que aún al día de hoy, nos dejan boquiabiertos. Si yo les fuese a describir a usted algunas de las cosas que ellos hacían, usted probablemente no podría dormir esta noche, y de hacerlo quizás tendría una pesadilla. Jonás no tenía el menor deseo de confrontar a hombres como esos. ¿Cómo iba a ser posible que un extranjero predicara en contra de los habitantes de Nínive y saliera de allí con vida? Claro está, Jonás eventualmente fue a Nínive, predicó, y los habitantes se arrepintieron de su maldad. Al parecer, el mensaje de Jonás tuvo mucho efecto.


Jonás Conocía el Corazón de Dios


Jonás predicó acerca de los juicios de Dios, pero Dios no envió ningún juicio.
Eso era precisamente lo que Jonás temía que iba a suceder. De hecho, Jonás no quería predicar en Nínive porque sabía que si su predicación era efectiva, Dios se arrepentiría de sus juicios. Jonás le dijo a Dios: “oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal” (Jonás 4:2). Este es el verdadero significado de la historia de Jonás, y se aplica a todo evangelista que ha salido a predicar la Palabra de Dios.

Jonás conocía el corazón de Dios. Esa declaración de Jonás sobresale de forma excepcional de entre los otros 39 libros del Antiguo Testamento. Jonás sabía que la bondad de Dios era incomparable. Más aún, él sabía que las misericordias del Señor se extendían más allá de las fronteras de Israel. Jonás sabía que las misericordias de Dios llegaban hasta el territorio de los enemigos, abrazando a su paso a los gentiles. Muy pocas personas en Israel hubiesen podido creer que eso era cierto. En esa época de oscuridad espiritual, sólo el Espíritu Santo pudo haberle mostrado esa verdad al profeta Jonás. Jonás sabía que Dios podía tener compasión tanto de los israelitas como de los gentiles y hasta de los más grandes pecadores que existían sobre la faz de la tierra. Ésta es la razón por la cual Jonás salió en dirección opuesta a donde Dios le había pedido que fuese – y por la que él no quería ir a Nínive. Por un lado, Jonás quería que esa nación perversa sufriera las consecuencias que se merecía; pero otro lado, él sabía que Dios no actuaba de esa manera. Jonás quería venganza, pero Dios era – y es – un Dios de perdón.

 

La Verdad y las Personas que la Reflejan


Aunque Jonás conocía la compasión de Dios, él era un hombre que no tenía compasión. Al igual que Jonás, todo aquel que predica acerca de Cristo debe conocer cómo es el corazón de Dios. Los cristianos saben que Dios es amoroso, misericordioso, bondadoso y compasivo. Pero, ¿Tenemos nosotros esos mismos sentimientos por las almas que se pierden? Jonás no sentía ninguno de esos sentimientos en lo absoluto. Él solamente fue a predicar a Nínive por ser obediente a su llamado. Tanto para un evangelista, como para cualquier persona que predique la palabra de Dios, éste es un problema muy serio. Evangelizar no es simplemente citar la Palabra de Dios o enseñar teología. El corazón de un evangelista debe latir a tono con el latido del corazón de Dios; reflejando de esa manera Su deseo y Su compasión.

Para evangelizar hacen falta dos cosas: el conocimiento de la verdad y personas que la puedan reflejar. Algunas personas dicen que con “predicar la palabra correcta” es suficiente. ¡Eso no es cierto! El Espíritu Santo es quien pone en nuestros corazones el ingrediente que nos hace falta: “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). El amor de Dios en Cristo Jesús es mucho más que una simple teología. Este amor se convierte en una realidad en aquellos que lo predican. Cuando nosotros tenemos el fuego de Dios en nuestros corazones, predicamos con lenguas de fuego. ¿Cómo hacer para que su vida arda con el fuego de Dios? Conozca la Palabra de Dios. Esa es la Palabra que Dios tiene para usted.

Jonás fue un profeta diferente. Él no deseaba que su predicación tuviera éxito. Él tenía la esperanza de que las personas de Nínive no le prestaran atención a su mensaje. Sin embargo, aún el rey desde su trono se preocupó por sus pecados y decidió hacer algo al respecto. Cuando nosotros predicamos la Palabra de Dios debemos saber lo que estamos haciendo. La Palabra de Dios es tan poderosa que nadie debe “jugar” con ella.


Más allá de Israel: Una Visión para los que se Pierden


Entre los profetas del Antiguo Testamento, Jonás fue el único que salió fuera de Israel a predicar abiertamente la Palabra del Señor por las calles de una tierra extraña. Entre Jonás y Jesús había una afinidad. Jonás fue el único profeta con el que Jesús se identificó. Jesús se refirió a Jonás como una señal para Israel (Mateo 12:39). Dios llamó a Jonás para que predicara en una ciudad de gentiles. De acuerdo a las Escrituras, la próxima persona que recibió un llamado como ese fue Jesucristo. El corazón de Cristo era lo suficientemente grande para recibir tanto a Israel como a los gentiles.

Con la excepción, de los profetas que fueron llevados a otros países como prisioneros de guerra, ninguno de los profetas de Israel llevó la Palabra de Dios a otros pueblos. Algunos de los profetas que estuvieron en cautiverio en Babilonia mantuvieron su testimonio y su identidad con el Dios de Israel. Esto lo podemos leer en los libros de Daniel y Ester. Sin embargo, los profetas de las tribus del norte se mezclaron con el Imperio Asirio y perdieron su identidad. En el Salmo 137 leemos: “Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. Pero ellos respondieron: ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños?” ¡Qué pena! Esas canciones pudieron haber revelado al Dios viviente al resto del mundo.

Dios se preocupa por igual por todas sus criaturas, aún por las más ingratas y perversas. Sin embargo, Jonás no sentía lo mismo y su predicación no reflejó compasión alguna. Jonás trató de huir de Dios, pero Dios había resuelto que Jonás debía ir a Nínive y por esa razón envió la tormenta mientras Jonás estaba tratando de escapar. Esa fue la forma en que Dios reaccionó ante la actitud y falta de piedad de Jonás.

Por medio de Jonás, Dios nos mostró algo muy importante. Dios presionó a Jonás para que éste hiciera lo que Israel había estado supuesto a hacer pero nunca hizo. Dios había escogido a los israelitas para que ellos dieran a conocer Su nombre por toda la tierra (vea: Salmos 67 y 96; Ezequiel 36:23). Sin embargo, aún 20 años después de la muerte y resurrección de Cristo, la primera iglesia establecida en Israel estaba compuesta sólo por israelitas. A pesar de todos sus defectos, Jonás fue uno de los profetas más importantes que ha tenido Israel.

 

Jonás - II

Written by: Reinhard Bonnke
Friday, September 01, 2000

El Deseo de Evangelizar Proviene de Dios


La idea de salvar a Nínive fue de Dios y no de Jonás. Dios no desea que ningún hombre perezca sino que todos se arrepientan (vea: 2 Pedro 3:9). El deseo de evangelizar proviene de Dios; y cuando Dios llama, él también capacita. Es Dios quien ha escogido a algunas personas para que sean evangelistas (vea: Efesios 4:11). En un principio, Jonás, actuando bajo su propia iniciativa, salió en dirección opuesta a donde Dios lo había llamado. Él salió hacia el oeste, camino a Tarsis, en lugar de ir hacia el este. Dios le respondió enviando una terrible tormenta. Dios ha prometido bendecir y respaldar sus obras. Sin embargo, no existe tal bendición cuando deseamos realizar nuestras propias obras.

¿Hacia dónde se dirigía Jonás? ¿Dónde estaba localizada Tarsis? Algunos expertos en la materia han estudiado las escrituras para tratar de encontrar su localización. La palabra “tarsis” está estrechamente asociada con la fundición de minerales, tales como la plata, el oro y el aluminio. Las embarcaciones de Tarsis eran embarcaciones que transportaban tesoros; famosas por sus valiosas cargas. Estas embarcaciones se convirtieron en símbolos de poder, riqueza y orgullo. Para Jonás, Nínive representaba un sacrificio. Jonás enfrentaba un gran dilema: Nínive y toda su maldad o Tarsis y todos sus tesoros.

¿A caso somos “empleados” del mejor postor? ¿Es el dinero el factor decisivo de nuestro llamado? Mamón y el ministerio no hacen una buena combinación. Dios bendice a aquellos que le sirven de corazón.


Dios Siempre está con Nosotros, sin Importar a Dónde Corramos


La tripulación de la embarcación de Tarsis, no sabía que Jonás era profeta, ni tampoco conocía al Dios de Jonás. Aun así, ellos reprendieron al profeta de Dios por haberse quedado dormido. “¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos” (Jonás 1:6).

Las personas de este mundo esperan que los profetas hablen, independientemente de si ellos están de acuerdo con lo que dicen o no. Aunque quizás estas personas no estén dispuestas a adoptar las reglas morales de los cristianos o a seguir los caminos del Señor, ellas piensan que la moral es algo bueno que otras personas deben practicar. Si nosotros no hablamos acerca de las cosas que ellos saben forman parte de nuestras creencias, las personas sienten que los estamos engañando; se sienten decepcionados. La iglesia nunca debe dejar de hacer distinción entre lo que está correcto y lo que está incorrecto.

Al verse presionado, Jonás admitió quien era. Su confesión dejó asombrados, e inclusive atemorizados, a la tripulación. Estos hombres tenían el potencial de ser nuevos convertidos ya que ellos habían reconocido el poder y la autoridad de Dios. A pesar del testimonio tan pobre que dio Jonás, la tripulación llegó a creer en el Dios de Jonás: “Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos” (Jonás 1:16).

Jonás era un hombre que conocía la maravillosa verdad acerca de Dios y sin embargo, la tripulación del barco tuvo que preguntarle quién era su Dios. Una vez Jonás subió abordo de esa embarcación, las personas debieron haber visto en él el reflejo del Dios al que él servía. ¿Saben las personas que están a su alrededor quién es el Dios al que usted sirve?


La Identidad de Dios está Entrelazada a la de los Hombres


Es increíble pensar que la identidad de Dios pueda estar entrelazada a la de los hombres. En un principio, Dios se dio a conocer por medio de la vida de Abraham. En ese tiempo, las personas se referían a Dios como el Dios de Abraham y el conocimiento que tenían acerca de Dios estaba basado en el testimonio que ofrecían la vida y la persona de Abraham. La vida de Abraham reflejaba a su Dios y daba testimonio acerca de Él.

Cuando Jacob huyó de su casa y de las amenazas de Esaú, él se refirió al Señor como el Dios de sus padres, Abraham e Isaac. Jacob identificó a Dios como el Dios que había moldeado la vida de sus padres. Este conocimiento tuvo un gran impacto en la vida de Jacob y él decidió que un día, el Dios de sus padres, sería su Dios (vea: Génesis 28:21). Jacob sabía que eso sólo sería posible el día en que su vida pudiese reflejar el carácter de Dios. Si el nombre de Jacob iba a ser asociado con el Dios de sus padres, él debía cuidar su testimonio para proteger la reputación de su Dios.

 

El Evangelio es Vida


Evangelizar quiere decir: “yo creo en el Dios de mi madre” o “yo creo en el Dios de Jacob” o “yo creo en el Dios de Juan”. Las personas hablan de predicar el Evangelio en pocas palabras. Sin embargo, el Evangelio no está basado en palabras sino en personas. El Evangelio es mucho más que un salvavidas o una fórmula para entrar al cielo. El Evangelio es vida y su objetivo es dar a conocer a Dios.

Jesús les dijo a sus discípulos que el Espíritu de Dios era el Espíritu que testificaba (vea: Juan 15:26). Hoy día, nos referimos al Evangelio como el “Evangelio de poder” – señales y prodigios que confirman la Palabra de Dios. Sin embargo, Jesús dijo que aún personas perversas iban a hacer milagros aunque Él nunca los había conocido (vea: Mateo 7:22-23). Pablo también habló acerca de las demostraciones del Espíritu (vea: 1 Corintios 2:4). Aun así, uno no puede hacer otra cosa que quedar impresionado por la forma en que los apóstoles demostraron el Evangelio en su diario vivir. Pablo les dijo a los corintos que sus vidas eran epístolas “conocidas y leídas por todos” (2 Corintios 3:2). ¿Pueden las personas decir: “de manera que así es como es tu Dios”, cuando nos miran?


El Verdadero Espíritu de Evangelismo


Evangelizar significa anunciar a Jesús. El método de evangelismo que Jesús nos enseñó fue que lo debíamos recomendar/reflejar a Él, por medio de nuestras vidas así como de nuestras palabras. Nosotros debemos/deberíamos ser “personas que reflejan el nombre de Jesús” o para ser más preciosos, “personas del Evangelio de Jesús”.

Nosotros somos la luz del mundo; no tenemos otra opción (vea: Mateo 5:14). Aunque Jonás huyó de la presencia de Dios, la luz que él llevaba en su alma se reflejaba en su vida. Jonás ocultó su testimonio ni con el capitán ni con la tripulación de la embarcación que él abordó en Jope. Pero Jonás conocía a Dios, y eso se reflejaba aún cuando él trató de escapar de Dios. La tripulación de la embarcación que estaba siendo azotada por la tormenta reconoció el llamado de Jonás.

El Problema de Jonás


Jonás conocía a Dios. Él sabía que Dios era un Dios misericordioso. ¿Cómo iba a ser posible que Jonás les advirtiera a los habitantes de Nínive acerca de los juicios de Dios cuando él sabía que Dios era un Dios bondadoso y misericordioso? Jonás sabía que Dios perdonaría la maldad de Nínive en un instante o mejor dicho, al primer indicio de arrepentimiento. Por esta razón fue que Jonás huyó de la presencia de Dios (vea: Jonás 1:3). Jonás sabía que al estar en la presencia de Dios, sus vestiduras quedarían impregnadas de la gracia de Dios. La atmósfera iba a estar llena de compasión y él no deseaba sentir ninguna compasión por los habitantes de Nínive. Jonás no tenía el menor deseo de tener clemencia con los terribles habitantes de Nínive.

El Evangelio representa la oportunidad del arrepentimiento y por consiguiente de que Dios anule sus juicios. Pero Jonás sentía que Nínive merecía ser castigada. Yo creo que la actitud de Jonás no es difícil de entender. Los sentimientos de Jonás se escuchan con frecuencia en los Salmos (vea: Salmo 18: 37-42).

Cuando Jesús visitó Samaria con sus discípulos, Él quiso pasar una noche en una de los poblados, pero los habitantes de esa región eran hostiles con los judíos y no quisieron hospedarlos. Los discípulos habían estado disfrutando de la experiencia del poder de sanidad que Jesús les había otorgado. Ellos sabían que Elías había hecho descender fuego del cielo sobre los soldados que habían sido enviados a arrestarlo (vea: 2 Reyes 1:8-14). Así que ellos le sugirieron a Jesús hacer en ese pueblo lo mismo que Elías había hecho. Después de todo, Dios había hecho lo mismo con Sodoma y Gomorra. Sin embargo, Jesús les dijo: “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. (Lucas 9:55-56)

 

El Problema de Juan


Juan el Bautista enfrentó un problema similar al de los discípulos. Según las Escrituras, Juan había venido con “el espíritu y el poder de Elías” (Lucas 1:17). Juan predicó acerca del fuego de los juicios de Dios. “¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? … el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará (Lucas 3:7,9,17). La forma en que Juan hablaba era tan parecida a la forma en que Elías había hablado que suena algo irónico cuando al final del párrafo Lucas añade: “Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo (Lucas 3:18). ¿Cómo es posible que hablar del fuego del infierno sea considerado una exhortación?

Cuando Juan escuchó hablar de las obras que Jesús estaba realizando, comprendió que Jesús no había venido para destruir a los pecadores con fuego del cielo. Juan envió a un mensajero para que le preguntara a Jesús si él se había equivocado al haberlo identificado como El Mesías. Jesús envió al mensajero de vuelta para que le hiciera saber a Juan que: “… los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí” (Lucas 7:23).


Hemos sido Llamados a Tener Compasión


Elías fue el aguijón de Baal, y de Jezabel y su patético esposo Acab. Sin embargo, Jesús no vino al mundo para ser un verdugo. Por el contrario, Él entregó su espalda al verdugo en lugar de la nuestra. Jesús nos mostró la verdad más importante de todo el universo: un corazón que se preocupa por todas sus criaturas y que late sin cesar con el eterno deseo de que todos procedan al arrepentimiento. De hecho, mientras más apartadas se encuentran las personas, más sufre Él por ellas. Este amor es el verdadero Espíritu de evangelismo.

Hay muchas personas que van caminando por el camino que conduce al infierno, y si yo me preocupo por ellas, mi deber es avisarles lo que les va a suceder como si ellos fuesen mis propios hijos que van caminando por el borde de un volcán. Nosotros hemos sido llamados a tener compasión. El odio no debe estar presente en nuestras predicaciones. Avisarles a las personas es una cosa, amenazarlas es otra. El infierno abre la boca para devorar a los pecadores, y por esa razón debemos sentir compasión por ellos. No debemos regocijarnos o gritar de alegría por los pecadores que se pierden. A Jonás le fue muy difícil predicar en Nínive porque aunque él sabía que Dios deseaba que todas las personas se arrepintieran de su maldad, él quería que Dios los condenara. ¡Nuestro Dios es un Dios de compasión!

Continúe orando por nosotros y por los comités que en estos momentos se encuentran haciendo los preparativos para la Campaña del Milenios que habremos de celebrar en la ciudad de Lagos, en Nigeria. Nosotros esperamos que este evento transforme esta ciudad del mismo modo en que el mensaje de Jonás produjo un cambio en la ciudad de Nínive.


Jonás - III

Written by: Reinhard Bonnke
Sunday, October 01, 2000

Una Voz de Amor


Muchas veces yo me he preguntado cómo sería la voz de Jesús. En Apocalipsis 2:1 – 3:22, Jesús declaró siete advertencias en contra de algunas ciudades. ¿Cuál sería el tono de su voz mientras pronunciaba estas advertencias? Yo pienso que probablemente Él habló acerca de esos juicios con una voz triste. ¿Cuánto amor debió haber habido en sus palabras, cuántas lágrimas debieron haber brotado de sus ojos? ¿Cuanto más debe haber sufrido Él cuando fue a Jerusalén sabiendo que sería rechazado (vea: Mateo 23:37)? EL tono de su voz era un reflejo de su corazón. ¿Cuál habrá sido el tono de voz que escucharon las personas que se encontraban allí presentes?

En Lucas 4:22 leemos que ellos “estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca”. Cuando los guardias del templo fueron enviados a arrestar a Jesús, regresaron atónitos y desarmados. Juan 7:46 dice que los guardias dijeron “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” ¿Cómo habrá sido el tono de la voz de Jesús cuándo dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34)?

En una ocasión D. L. Moody se encontraba predicando en la ciudad de Londres ante una audiencia de unas mil personas que profesaban ser racionalistas (la mente es la fuente de todo conocimiento). El ambiente del servicio era sumamente tenso. En un momento dado, el Sr. Moody comenzó a gemir y con lágrimas en sus ojos, les suplicaba a los allí presentes que aceptaran a Cristo. De repente, la atmósfera del servicio cambió y cientos de personas decidieron aceptar a Cristo. Esas personas jamás volvieron a ser como habían sido antes.

Yo no estoy diciendo que el Evangelio debe convertirse en lloriqueos o en sentimentalismos. La voz de Jesús hizo mucho más que simplemente apelar a las emociones de las personas. Las personas respondían a su llamado con gozo y no con lamentos. Jesús les dijo a sus discípulos que Él les dejaba su paz y su gozo (vea: Juan 14: 27 - 15:11). De hecho, las predicaciones o enseñanzas de Jesús no contenían palabras conmovedoras; nada que las personas de hoy día pudiesen llamar sentimentalismos. El sonido del Evangelio debe ser un sonido de victoria y convicción, con una nota de gozo.

Esto, por supuesto, es muy diferente y totalmente opuesto a la voz con la que Jonás proclamó los juicios de Dios en Nínive. La gracia y la verdad de Dios se hicieron una realidad por medio de Jesucristo. No existe otro sonido que suene con más poder que el sonido del amor.



Las Prioridades Correctas


Dios le habló a Jonás por medio de una calabacera (enredadera) que creció encima de una enramada que Jonás había construido y que luego se marchitó. Jonás se había quedado a las afueras de la ciudad por un tiempo, esperando a ver lo que sucedía. Como el sol estaba bien caliente, Jonás decidió construir una enramada. Una planta, que Dios le proporcionó, creció sobre la enramada para protegerlo aún más del calor. Sin embargo, de una noche a otra, la enredadera se marchitó. Sus raíces habían sido destruidas por un gusano que Dios había enviado (vea: Jonás 4:7).

Jonás se puso furioso. Entonces, Dios le preguntó: “¿Tienes derecho a estar furioso con esa planta?” Jonás opinaba que sí. De hecho, Jonás dijo estar tan furioso que podía hasta morir (v.9). Fue entonces cuando Dios presentó su argumento. Las últimas palabras del libro de Jonás son las palabras del Señor: “Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” (Jonás 4:10-11)

Para Jonás, la calabacera tenía más valor que la vida de las personas. Esta historia nos enseña una gran lección acerca de las cosas que deben tener prioridad en nuestras vidas. Hoy en día, a todo nuestro alrededor, existen una gran cantidad de causas que son justas. El continente europeo es muy conocido por sus poderosas legislaciones de naturaleza moral, como por ejemplo, la preocupación por el ambiente. Puede que algunos cristianos estén envueltos política o profesionalmente en problemas como éstos, y ¿Por qué no? Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuál de estos problemas es más importante para nosotros?

Los problemas sociales, morales y ambientales no son problemas triviales que debemos ignorar. Todo lo contrario, debemos sentir mucha ira hacia las abominaciones que la sociedad moderna comete. Pero, ¿Y qué hay con el problema de la salvación eterna? Las personas que creen en el derecho a la vida luchan (con toda razón) para proteger las vidas de aquellos que aún no han nacido. Pero ¿Qué estamos haciendo por las almas de las millones de personas que caminan por las calles de nuestras ciudades?

No todos podemos ser evangelistas o predicadores. Necesitamos tener personas que hagan todo tipo de trabajos para mantener nuestra sociedad y nuestras iglesias funcionando debidamente. Sin embargo, no importa cuán preocupados estemos por los problemas de la vida o de la sociedad, el llamado que nos hizo Cristo para que predicáramos el Evangelio a todas las criaturas, debe ser el objetivo más importante de nuestras vidas. En otras palabras, debemos tener cuidado de no ser como Jonás, cuya mayor preocupación fue haber perdido la sombra que recibía de la calabacera. ¿Estamos más preocupados por las especies en peligro de extinción que por la pérdida de aquellos que han rechazado a Cristo?

Antes de que Cristo ascendiera a los cielos, Él les enseñó a los discípulos muchas cosas acerca del Reino de Dios (vea: Hechos 1:3). Los discípulos le preguntaron si Él iba a “restaurar el reino a Israel” (v.6). Esa no sólo era una prioridad para ellos sino que además representaba su interpretación de lo que era el Reino de Dios – es decir, un acontecimiento nacional. Los discípulos deseaban conocer los tiempos y las épocas, pero Jesús les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:7-8).

Esas fueron las últimas palabras que Jesús pronunció en la tierra. Es cierto que no todas las personas pueden dejar sus embarcaciones para convertirse en pescadores de hombres. Sin embargo, la Gran Comisión debe ser la prioridad más importante de todos los creyentes.


El Futuro del Evangelio


El mundo podría ser evangelizado mucho más pronto que lo que muchas personas se imaginan. Inclusive, puede que se convierta en una realidad para cuando estemos comenzando el nuevo milenio. Cuando Jesús partió de este mundo, había muy pocos creyentes – quizás un cristiano por cada 20,000 personas. Sin embargo, en un espacio de 300 años el Imperio Romano se convirtió “oficialmente” al cristianismo. Hoy día se estima que en la tierra existen más de 600 millones de cristianos que han “nacido de nuevo”. En otras palabras, una de cada diez personas.

Si nosotros nos distraemos por estar pendientes a los problemas de la vida y dedicamos nuestro tiempo, dinero y energía a preocupaciones de índole social y político, la predicación del evangelio va a disminuir. La predicación del evangelio debe incrementar. Nosotros necesitamos hacer un último esfuerzo para alcanzar esas restantes nueve décimas de la población del mundo. Cuando el Evangelio haya sido predicado en todo el mundo, sólo entonces llegará el fin (vea: Mateo 24:14).

Reinhard Bonnke

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

relojes web gratis
El Pastor Pablo Severino nos cuenta que C.E.A.M. es la sigla que representa al proyecto denominado:

C entro de
E vangelización de
A lcance
M undial.

Sus inicios se remontan al año 2003, con un grupo de hermanos apasionados por predicar el evangelio del Reino en las naciones.

Durante los años ha madurando la vision y este proyecto se ha enfocado en la creación de un centro de entrenamiento para cristianos que...

((( SI QUIERE SABER MAS FAVOR PRESIONE EL LINK QUE DICE: "QUE ES PROYECTOCEAM" )))
 
Hoy habia 6 visitantes (7 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis